Crónica I Makani XXL Sudeste Experience 2012: Una gran experiencia


Si tuviera que definir con una palabra lo que ha sido la Makani para mí, esa palabra sería grande. Una gran experiencia.

Una semana antes terminaba los entrenamientos para enfrentarme a esta ultra con dolores en los sóleos y tibiales. Cuando se acercan las carreras empiezan a surgir esas “molestias” que empiezo a reconocer como nervios antes de la competición. Poco a poco las voy controlando y quitándole importancia.

La ida a Gran Canaria estuvo llena de problemas. El barco se retrasó una hora en el embarque más hora y media sin salir del Puerto de Santa Cruz. Nervios y más nervios.

La llegada de noche nos hace perdernos la charla de Darío. A las 9 aparcamos en Ingenio. Algo de cenar en la plaza y rápidamente al Albergue Juvenil de la Villa. Entre risas y bromas preparamos el material: ropa, calzado, mochila, frontal, geles, isotónico, agua... Todo comprobado.

Son las 11:30. Ya en la cama. Entran y salen algunos corredores y me cuesta conciliar el sueño. Los nervios me corroen. El sóleo me arde. Noche en vela. Mañana: mi segunda ultra.

5 de la mañana. El despertador suena pero yo ya llevo tiempo con los ojos abiertos. Me suena haber dado alguna cabezada pero he tenido la sensación de no dormir. Típico en mí pasar la noche en vela. Ya estoy más o menos acostumbrado.

Desayuno dos barritas de plátano, alguna galleta y un Acuarius. Todos nos empezamos a despertar entre bromas y los nervios típicos. Yo no suelo hablar mucho. Me concentro. ¡Cómo me molesta la pierna! ¿Me va a pasar factura en la carrera?

A las 6 ya estamos en la Plaza d la Iglesia de Ingenio. Cojo el dorsal y me pongo el chip. Uffff. El corazón a mil. Hoy es el día. Dos meses de preparación y me molesta todo. Me pongo a calentar.


De repente, el sóleo deja de molestar. Sonrío. Hoy puede ser un gran día si confío en mí e intento disfrutar, que es para eso a lo que se viene.

En la salida pocos corredores pero todos con muchos ánimos. Nos saludamos todos, conocidos y desconocidos. Abrazo de club entre Darío, Valentín y quien les escribe. Subidón.


Música de arranque y palabras motivadoras de David, el presidente de la Makani. Me emociono y pienso en mi familia y mis amigos. En los que están cerca y los que se han alejado. Hoy voy a correr con todos ellos. Los llevo en mi pensamiento y en mi corazón. Nunca iré solo.


Pistoletazo de salida y primeros minutos al fuego. Estoy en cabeza. Miro hacia atrás. Parece que la gente no se quiere quemar desde un principio. Corro con fuerza. Hace frío, pero no mucho. Primeros 5 km de subida, voy bien, un poco forzado pero con ilusión. La bajada y Guayadeque muy técnica. No pierdo el ritmo de mis corredores cercanos. Primer avituallamiento y subida del Barranco de Guayadeque. Stop. La subida la hago caminando. 

Se me van los corredores pero la cabeza me dice que hago las cosas bien. De ahí hasta la subida a los Marteles la hago de menos a más, con las manos en rodillas, impulsándome lo que puedo. Empiezo a recortar distancias y cojo a algún corredor. Me siento bien de piernas y de fuerzas. ¡¡¡Esto marcha!!!

La bajada de Los Marteles a Santa Lucía de Tirajana es técnica. Hay que estar muy concentrado. Cojo a otro corredor. Llego al siguiente avituallamiento y antes de llegar ya tengo la mochila en la mano y el isotónico puesto en la botella. Intento no perder nada de tiempo. Bajada hasta el asentamiento Hippie por un camino cementado. Ahí me pasa un corredor. Se le ve fuerte en llano y seguro en las subidas gracias a los bastones que sabe manejar con soltura. Gracias a él, esta parte de la carrera se hace más interesante. Aprovecho estando junto a él para conocer cómo corre. En las bajadas técnicas yo voy mejor. En la siguiente me pongo junto a él. Cuando veo el momento, aprieto. Lo dejo atrás. Comienza la segunda parte de la carrera. Ahora voy cuarto. Qué pasada.

No le sacaré más de 2 minutos, pero me da fuerzas para seguir con el ritmo. En el avituallamiento de Fortaleza veo al tercero y a la vez al quinto que me sigue. Repongo rápidamente y salgo escopetado. Empiezo a notar el cansancio. Ya llevo 45 kilómetros y me he exigido mucho. Rumbo a Agüimes. 

En un cruce no veo las balizas y bajo unos 200 metros. Alguien me grita que no es por ahí. Freno y vuelvo a subir rápidamente. El siguiente corredor me coge. Bajona. Él también se había equivocado. Me da ánimos y se pone delante. Yo me agobio y pierdo la concentración. La subida de los 200 metros me han agotado. Aflojo la marcha. El corredor se me va. Ya no lo veré más hasta meta. Bajo el ritmo. En Agüimes, que tenía pensado no parar por estar a 3 km, freno en seco. Me lo tomo con mucha calma. De regreso a Ingenio veo a dos corredores y me pongo otra vez a correr. Uno es de la modalidad de 30, pero el otro es de la ultra que viene muerto de calambres. Le animo y le paso. ¿Voy 4º? ¡¡¡Voy 4º!!!

Ahora aprieto hasta meta. Llegada en 9 horas 5 minutos 55 segundos. Pensaba llegar en 9 horas, pero la carrera ha sido durísima. Estoy muy contento. Cuarto puesto. Felicito al tercer corredor. Me ha hecho pasarlo genial y exigirme al máximo.



Lo mejor:
La dureza y belleza de los senderos. Sus paisajes y la historia prehispánica de muchos de sus rincones. Muy muy dura. Magnifica ultra. La aconsejo.


Mejoras para próximas ediciones desde mi punto de vista:
La fecha lidia con muchas carreras ya consagradas. Habría que buscar un momento mejor. El balizamiento muy bueno en algunos tramos, pobre en otros. ¿Habrán hecho fechorías algunos desalmados? No me cabe el la cabeza. En fin...
En los avituallamientos pediría más cantidad de fruta y frutos secos. Los puntos de control, más repartidos por todo el recorrido y no sólo en los primeros 30 km.

Es una crítica constructiva y deseo que se tome así. Siempre para sumar.


Un millón de gracias:

A la organización mil gracias por hacerme pasar una de las más bonitas experiencias deportivas de mi vida.
Al míster... ya lo sabes, Darío. Gracias por hacer mis sueños realidad.
A mi equipo Vida Trail, gracias por confiar y seguirme tan cariñosamente. Les quiero.
A mis amigos, gracias por las felicitaciones. Saben que ésta es una parte muy importante de mi vida. Me hace sentir vivo y me centra. Siento el apoyo día a día.
A mi familia... lo mejor es que me animan como nadie en esta nueva afición. Ya hasta me llaman deportista. :D


Para todos: No hay montaña alta ni barranco profundo que no se pueda superar. Sonríe, confía en ti y serás capaz.

Juan Febles







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