LA MEJOR MANERA DE COMENZAR UNA TEMPORADA

No se nos ha ocurrido una mejor forma de comenzar esta nueva temporada de VIDATRAIL que con la cronica de Arturo y su UTMB. 

UTMB , que coño significara estas siglas? Eso es lo que yo me pregunte la primera vez que lo escuche.
Me acuerdo que fue en la Maratón del Meridiano, en El Hierro, cuando oí hablar de la carrera, lo explicaban Mónica Aguilera  y Aurelio Olivar. Mientras ellos hablaban, la gente se sorprendía de su hazaña y yo desconocedor de este mundo ni les preste atención. Jamás pensé yo, hacer semejante distancia, si incluso esa era la primera vez, que iba hacer 42 kilómetros. Desde entonces hasta hoy, ya han corrido muchos kilómetros mis piernas, desgastado muchas zapatillas y superado un montón de lesiones.
La decisión de hacerla fue con Onésimo, no estoy seguro si fue a finales del 2009 o a principios del 2010, el caso es que los puntos los teníamos con la Transgrancanaria 4 y la Cruzatenerife con 2. Así que con la puntuación nos valió para inscribimos como equipo (es mejor hacer la inscripción en grupo, que en solitario, tienes muchas más posibilidades de que salgas en el sorteo).
Una vez seleccionados después del sorteo, la verdad que no preparamos nada, lo dejamos todo para el último mes, muy mal por nuestra parte, pero es que para esas fechas, todavía no sabíamos si íbamos a poder estar en la salida, Onésimo incluso se compró el material que le faltaba dos semanas antes de la carrera. Miramos alojamiento por todas partes, pero la cosa estaba muy jodida, la mejor opción fue quedarnos en una autocaravana, Isa y Onésimo se llevaron la suya hasta Chamonix, allí nos quedamos los tres y les estoy muy agradecido, ya que casi que me adoptaron y me trataron como a un hijo, no me dejaron ni lavar los platos, ni hacer comida (menos mal…porque lo único que me sale bien es la leche con galletas). Yo viaje con un vuelo directo del aeropuerto del Sur hasta el aeropuerto de Ginebra, en el avión te dan una comida buenísima… tú la vistes? Pues yo tampoco, como ya es costumbre mí, me quede sobado, (dormido) y me perdí ese pedazo de manjar.
Unas vez que llegas a Ginebra, puedes coger un  micro, que te lleva hasta Chamonix por unos 44€ ida y vuelta, esto me lo dijo José Ramón, yo lo reserve por internet, pero al final no lo cogí, eso sí, si lo reservas cógelo, me estuvieron llamando mil veces y me dejaron no sé cuántos mensajes de texto, me volvieron loco. A mí, me vinieron a buscar Isa y Onésimo, dimos una pequeña vuelta y pasamos por el edificio de Naciones Unidas, en Ginebra hacia unos 35 Grados, menudo calor..
Después de dar esa pequeña vuelta nos fuimos a Chamonix. Desde el aeropuerto hasta Chamonix se llega en una hora y cuarto. Llegamos por la noche, aparcamos en un parking cerca del centro, preparamos el camastro y en menos de lo que cuentas una ovejita para dormir yo ya estaba en medio de un sueño.
La semana, la verdad es que paso muy rápido, con un buen tiempo, excepto alguna tarde en la que hubo tormenta pasajera. Cuando podía me acercaba hasta el punto de información que hay en Chamonix, ahí había wifi gratis y podía hablar algún ratito con Marise por wassap, ya que las llamadas son muy caras, en el punto de información tienen unas tumbonas para que la gente se medio acueste y pueda conectarse, gracias a eso pude mandar alguna foto a Marise. El miércoles cogimos el dorsal y pasamos el control de material, en esa cola empiezas a ver a tanta gente y los ves tan fuerte a la vista, que empiezas a desmoronarte un poco y a pensar si esta carrera no se me queda demasiado larga, la cola se nos hizo eterna, tardamos casi dos horas en recoger el dorsal, ahí coincidimos con Alfredo, al que yo solo conocía de vista, me di cuenta por su camisa de Tenerife Outdoor. Es una gran persona y compañero de fatiga en esta UTMB, como decía la semana paso en un plis, ayer era lunes y hoy es viernes por la mañana, atrás quedo la visita al stand de  La Transgrancanaria con nuestro amigo Fer y toda su gente, el stand de La Transvulcania, la gente que vino de Gran Canaria, las cervecitas y las visitas a las tiendas de Chamonix.
Nos levantamos más tarde que otros días, desayunamos bien y revisamos todo el equipo por si nos faltaba cualquier mariconada. En mi mochila llevaba un chubasquero de la marca Montané, comprado en Deportes Delta, fue una muy buena inversión, ya que aguanta una columna de agua de 2,5 kilos por cm2 y la transpiración también es bastante buena, unos guantes impermeables y de polartec que me salvo de las bajas temperaturas, que llegaron a alcanzar -12 grados, una segunda capa de abrigo de grifone, muy fina y es la que siempre utilizo, me la dieron en el ejército, cuando estaba en montaña y la verdad es que me va de lujo, dos frontales de la marca Petzl, unos pantalones impermeables de Decatlón, una bolsa estanca, 2 barritas, 2 geles, 2 sobres de sales y unas pastillas de goma, 4 paracetamol, 4 voltaren, esparadrapo elástico, dos parches de segunda piel, recomendado por Loreto y David, vaselina, toallitas húmedas y cacao, con 2 envases de medio litro cada uno me fue más que suficiente, lleve lo que me obligaban y poco más. Después de mi primera Transgrancanaria de 123k, en la cual me lleve incluso un bote de réflex, miro el peso de la mochila muchísimo e intento quitarle todos los gramos posibles, ya que 200 gramos en 80 kilómetros te pueden parecer casi dos kilos.
A partir de las 16 h. y hasta las 18 h. teníamos que dejar la bolsa del puesto de control  de Courmayeur, que estaba en el  kilómetro 78 de la carrera, ya que a las 18:30 daban la salida. Nosotros salimos ya preparados, con todo puesto incluso el dorsal. Dos horas antes, la organización nos avisó de un cambio en los horario con respecto a los cortes. Los habían retrasado un par de horas, pero no sabíamos el porqué.
Cuando portábamos la bolsa para dejarla en el pabellón, nos pareció muy raro el que la gente no vaya equipada con la ropa de deporte, iban vestidos con pantalones vaqueros o como viste una persona normal, nos miraban extrañados y la verdad es que nos trabamos un poco, llegamos a pensar que éramos unos frikis asfixiados por ir tan temprano a la salida, pero claro en verdad quedaban 2 horas para salir, cuando llegamos al pabellón nos dimos cuenta, en la misma puerta nos encontramos a Goyo y a Paco, allí nos explicaron que la hora de salida iba a ser a las 23:30 de la noche, vaya mierda! Me podían haber mandado un mensaje con el cambio de hora, pues nada otra vez para la caravana. Los nervios que tenía por el tema de la salida, se habían esfumado, me relaje un poco más y nos fuimos a dormir otro ratito. Llegando a la caravana nos cayó el diluvio y ya no paro hasta las 4 de la mañana después de haber dado la salida.
Después de haber descansado y de habernos despedido de Isa, la mujer de Onésimo, salimos hacia la plaza  Triangle de l'Amitié, esta vez salimos con el chubasquero puesto, teníamos ganas de que dieran la salida. Cuando llegamos no había mucha gente, quedamos con Alfredo en la puerta principal de la iglesia que está en la plaza, seguía lloviendo y hacia frio, cuando vino Alfredo nos refugiamos en el punto de información, debajo de un pequeño techo, ahí estuvimos un rato hasta que se fue acercando la hora de la salida, en ese ratito llame a Marise, me dijo que tuviera cuidado y mucha suerte, es una lástima que ella y mi hija no estuvieran en ese momento, las eche mucho de menos.  Cuando salimos de allí para meternos en un buen lugar de salida, ya nos fue imposible, ya estaba todo el mundo colocado, nos tuvimos que ir para atrás del todo. Seguía lloviendo y había incluso corredores esperando con un paraguas. Había un tipo hablando en francés por el micro, no entendíamos ni papa, pero estábamos motivados, cuando la gente gritaba nosotros también, cuando levantaban las manos, las nuestras estaban tocando el cielo y así era con todo, la música sonaba muy fuerte y la adrenalina me estaba recorriendo todo el cuerpo, los pelos los tenía de punta y los ojos medio rayados, allí estábamos Onésimo, Alfredo y yo emocionados, nos dimos un apretón de manos y nos deseamos mucha suerte.
Dan la salida pero no nos movemos, estamos subidos en unas escaleras de la iglesia y vemos como poco a poco la columna va avanzando a paso de tortuga, la gente que estaba allí presente no paraba de aplaudir, se escuchaban gritos, silbidos, música y un popurrí de sonidos que no pude identificar. Tardamos unos 5 minutos en pasar por el arco de salida y unos 15 o más en empezar a trotar, era imposible dar más de 4 pasos sin llegar a parar, saliendo de Chamonix empezamos a trotar, aún a las afueras del pueblo seguía habiendo gente que te animaba, era una pasada, ya estábamos en carrera, lo habíamos logrado, estábamos corriendo la UTMB.
Después de  unos 2 kilómetros y con el cuerpo más relajado, paramos para mear, la verdad es que no paramos mucho, el tiempo normal que tarda uno en mear y nada más, pues cuando terminamos y nos incorporamos a la carrera miramos para atrás y nos asustamos, no vimos más que cuatro frontales por detrás de nosotros, éramos los últimos de más de 2300 personas, Alfredo incluso se nos fue para delante.
Lo teníamos crudo para adelantar incluso a 20 personas, pero poco a poco lo fuimos haciendo, sobre todo en las bajadas, que con el barro y la lluvia la gente iba mucho más lenta que nosotros. Adelantamos a mucha gente antes del primer control, pero no sé por qué, pero teníamos meadilla y cada vez que parábamos,  nos adelantaban sin exagerar unas cien personas, adelantamos a la misma gente muchísimas veces, a mí me desespero un poco ese tema.
El primer avituallamiento, que estaba a 8 kilómetros en Les Houches, lo pasamos de largo, era de líquido y en verdad no nos hacía nada de falta, además yo no quería beber agua, sino tendría que parar más veces a cambiar el agua al pajarito. A Saint Gervais llegamos en 3:30, ahí teníamos 21 kilómetros en las piernas y casi 900+ mucho tiempo para tan pocos kilómetros, aquí seguía lloviendo, en el tema de los avituallamientos lo teníamos claro, comer tranquilos y bien, total para que tener prisa si no vamos a ganar.
La primera noche la pasamos bien, yo no pase tanto sueño como en otras carreras, de momento lo llevaba muy bien. Hasta Les Contamines seguíamos del diez, 31 kilómetros y 5:15 de tiempo, todavía era de noche y los frontales de toda la gente seguía iluminado el camino.
Llegamos a La Balme, a 1700 metros de altitud, 39 kilómetros, 7:10 de tiempo y un pelete impresionante, habían hecho una hoguera enorme y ya era de día, estábamos tiritando de frío, yo me bebí dos caldo y un té hirviendo que me supo a gloria, nos pegamos al fuego mientras Onésimo se cambiaba de camisa, cuando el termino, salimos del avituallamiento, en frente nuestra un desnivel de 600+ hasta el collado de Bonhomme 2329 metros, donde nos cayó una nevada, del avituallamiento yo salí tiritando de los dientes y hasta que no subimos un poco no se me quito.
La bajada a Les Chapieux fue dura, no era muy técnica pero después de haber subido 800+ las patas las tenía resentidas, llevábamos 50 kilómetros y nuestro paso por el control fue a 9:45, ahí empecé a tener molestias en las piernas, me tome un ibuprofeno y un voltaren, me vino bien ya que a la media hora se me había pasado el dolor de rodilla y tobillos, seguíamos parando a comer muy tranquilos, mucho caldo y té.
El siguiente paso duro sería el llegar al collado de la Seigne a 2516 metros de altitud, teníamos por medio 950+ en 10 kilómetros y medio, empezaba a tener unas especie de ronchas en las entre piernas, me echaba vaselina pero no me hacía ningún tipo de efecto, al contrario, me salían más, al igual que Onésimo, pero a él le pasaba en la misma raja, más tarde nos dimos cuenta, que la vaselina nos hizo una reacción fatídica, que yo tuve que forrarme todas mis partes con tenso plas, no te quiero ni contar lo que luego sufrí para quitarme todo eso, Onésimo se protegió con otra cosa, que yo jamás pensé que semejante artilugio sirviera para protegerse el rose de nalga contra nalga.
Cuando pasamos por La Combal llevábamos 13:15, 68 kilómetros y un millón de metros positivos, o eso me parecía a mí. Nos quedaba 10 kilómetros para llegar a Courmayeur y ese era nuestro próximo objetivo, pero antes teníamos que subir hasta los 2435 metros de altura y bajar hasta otro punto de avituallamiento, que supuestamente solo había agua y al final había pasta y de todo, estábamos en Checrouit, había un refugio guapísimo y las vistas eran impresionante, este fue uno de los pocos sitios que pude disfrutar de la carrera, ahí nos sentamos en una especie de merendero donde comimos de maravilla, quedaban 5 kilómetros hasta Courmayeur  y decidimos comer bien ahí para luego parar lo justo y salir pitando.
Courmayeur estaba petado de gente, todos te animaban y aplaudían, Kilian había pasado por allí en 8:36 y nosotros en 16:39, él llevaba 130 kilómetros y nosotros 78, solo le quedaba para terminar un poco menos de una maratón. Ahí cuando casi estábamos preparados para irnos Alfredo nos vio y ya salió con nosotros, a partir de aquí estuvimos los tres codo con codo.
Seguramente se me quedan muchas cosas por contar en esta primera parte, que ahora mismo no me acuerdo, al igual que alguna cosa habré mezclado ya que tengo unas cuantas lagunas debido al cansancio, así que si ven algún error, disculpen… En la segunda parte, que iré haciendo poco a poco en los ratos libres, seguiré explicando a mi manera los 92 kilómetros restantes.




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