Dicen quienes le conocen que es imposible pararle. Kilian Jornet, un joven catalán de apenas 23 años, se ha convertido en el auténtico dominador de las pruebas de montaña. Jornet ha sido campeón absoluto en pruebas mundiales de atletismo y esquí en altura. Su vida no se concibe sin el contacto con la naturaleza. Ha batido todos los récords posibles y gana toda competición en la que participa aunque en la última tuvo que abandonar contra todo pronóstico. Ahora sólo piensa en refugiarse en su casa (el Mont Blanc) para preparar su próximo reto.
Su nombre sonaría a leyenda si sus logros fueran relacionados a otros deportes con mayor repercusión mediática, aunque esto es algo que no le importa. Al contrario, lo prefiere, ya que así mantiene su cabeza más pura. La pasión por las carreras le viene desde niño. Sus padres eran los guardianes de un refugio en Cap de Rec, sito en el Pirineo catalán. Por eso, desde muy pequeño tenía que bajar corriendo a la escuela desde la montaña para poder acudir a clases. Su idilio con el ski también se gestó muy pronto, a los cinco años. A los diez ya había subido cimas de hasta 4.000 metros. Para él, la montaña siempre fue un juego, un estilo de vida.
Con tan sólo 13 años ya era uno más en el Centro de Tecnificación de esquí de montaña. Su evolución fue meteórica mientras su vitrina engordaba a una velocidad pareja. Su palmarés es casi infinito. Calzado con sus zapatillas ha ganado tres ediciones del Ultra Trail del Mont Blanc (la carrera más dura del mundo en ultra running), la Western States de 100 millas, la Copa del Mundo de Sjyrunning, las 100 milass de la TNF de Australia, el Zegama por partida triple, el Gir de Mont otras cuatro veces, el Sierre Ziani dos veces y posee los récord mundiales de travesía de GR20 y el Tahoe Rim Trail. Pero sus resultados no empeoran cuando cambia las zapatillas por los esquís. En nieve es campeón del mundo individual y ha conquistado infinidad de pruebas.
Quizá por consecuencia de sus éxitos prematuros Jornet ha canalizando todas sus fuerzas en la montaña, de la que vive profesionalmente. Un día normal en su vida consiste en al menos ocho horas de entreno en contacto con la naturaleza. No le cuesta. Aunque no cobre ni tenga la repercusión mediática de las estrella de otros deportes. Su vida está influenciada bajo los valores que le transmitieron su padres al nacer: el disfrute de la naturaleza. No sigue una preparación exhaustiva. Come lo que le apetece, le encantan las pizzas y demás comida italiana. Después lo quemará todo. Vive gracias a sus conquistas y a los patrocinadores que le apoyan.
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