Crónica Blue Trail.Arturo Herrera

LA MONTAÑA NOS UNE






Está claro que no soy persona de muchas palabras y los que me conocen bien lo saben. Esto aunque sea una crónica de La Tenerife Bluetrail, no va a empezar el día de la salida ni va a terminar el mismo día de la meta.

Todo cuerpo tiene sus limitaciones y el año pasado tras sufrir una caída en la subida del Pico del Inglés, a una semana de ir a Andorra, encontrándome muy fuerte y después de que Darío me advirtiera de que no fuera, tuve una lesión muy grave, que incluso el traumatólogo que me observo me dijo que jamás volvería a correr (el traumatólogo de la clínica Parque, la carrera la tuvo que ganar en una rifa),eso fue en junio, a partir de ahí no pude hacer nada sin que me doliera la rodilla y yo como no soy un burro….. seguía corriendo y haciendo algún que otro Raid. A mediados de diciembre después de un tratamiento que me puso Helio y los dolorosos masajes de Darío, me pude recuperar al cien por cien (Gracias), lo que pasa que ahora estaba en baja forma y tenía un par de kilitos de más que me costaron perder.

Estaba inscrito a la Maratón del Meridiano y me quedaban muy pocas semanas para coger algo de nivel y poder acabar la carrera. De las cuatro semanas que me quedaban de entreno, se convirtieron en dos, por temas de trabajo. Al Hierro fui muy negativo pensando en que no la iba a terminar, pero mi primera sorpresa fue, que no solo la acabe, si no que baje el tiempo del año pasado, para mí fue una carrera muy dura.

Luego vino La Transgrancanaria, más de lo mismo, cinco semanas para entrenar, pero solo pude hacer las tres primeras, otra vez por temas de trabajo, pero en esta ocasión, porque me quede sin él, en lo que me volví loco buscando solución para una cosa, deje de hacer lo menos importante de ese momento, está claro que me fui a La Trans con la cabeza en otro lugar. Mi pronóstico para la carrera era de 19 o 20 horas si no recuerdo mal, Víctor y Darío apostaron mucho más por mí y acertaron. Aquí hice una carrera dosificando mucho al principio y manteniendo un ritmo constante que me fue muy bien hasta el kilómetro 110, a partir de ahí fue un suplicio incluso el caminar, me dolía todo y en la mochila no llevaba ni una aspirina para el dolor. Me abandone muchísimo y si no es por Víctor que se quedó empujándome y también a Dami que me animo unos cuantos kilómetros, no sé, que hubiese pasado (aquí, solo Víctor sabe lo que sufrí) La cuestión es que hice un carrerón que no asimile hasta que paso dos semanas.

Luego vino La Tenerife Bluetrail, fue de casualidad, estaba preinscrito porque vine muy motivado de La Trans, pero una vez más no pude entrenar, otra vez por temas de trabajo, estaba claro que no tenía pensado hacerla, pero en regalo de cumpleaños de mi mujer Marise, me apuntó a la carrera el último día de plazo, esta vez solo pude entrenar 4 días, concretamente dos fines de semana. Con los que coincidí saben un poquito mi historia. Darío me había dado unas muy buenas razones para no hacerla, pero mi cabeza decía que la hiciera, lo necesitaba.

Llego el viernes y como una gran Familia nos fuimos a Los Cristianos Noelia, Marise, Vania, José M. Víctor y unos amigos de él, Ani, Darío y yo. Con muchísimos nervios durante todo el día, que ni siquiera pude dormir media hora, llegamos a Los Cristianos, ahí salude a todo el equipo de Tenerifetrail, Estudio54, Aidelante, Salomon, Ángel Yuste, Alexis, Chelis, Juanjo, José Luis, Fernando y a muchísimos más, luego vinieron las fotos y yo seguía con nervios, más tarde las conversaciones y yo con más nervios, luego las ultimas ordenes de Darío y yo que me comía las uñas de los pies, porque las de las manos ya me las había comido; no recuerdo una carrera en la que estuviese tan nervioso como esta. Faltan minutos para la salida y ya me despido de mi mujer, mi hermana y mi hija, en la salida le deseo a Romen mucha suerte, a él lo veo muy tranquilo (vaya carrera que hizo, lo felicito), veo a Víctor, Emilio, Fran… los veo a todos muy centrados y a los que están a mi lado y conozco también les deseo mucha suerte, Darío anda metido entre la gente grabando, parece que me doy cuenta de todo lo que está pasando al mi alrededor. Dan la salida y todo el mundo sale cagando leches, yo salgo pegado a la izquierda para saludar a mi mujer y dale el último beso a mi hija, me quedo un poco atrás, pero me pego a la gente y sigo corriendo al ritmo que llevan los que van delante mío, cuando llevamos un rato por las calles de Los Cristianos miro el reloj y me asusto, la gente va a menos de 5 el kilómetro, es el momento de aflojar y empezar a tener cabeza, ya se me han ido los jodidos nervios y ya hay que empezar a pensar en cómo voy a llegar al parador que es mi primer objetivo, voy a mi ritmo, un ritmo constante, el que sé llevar y el que me funciona (suave al principio y a partir de las dos o tres horas lo subo sin llegar a ir jadeando, las subidas las hago todas caminando a un ritmo fuerte), paso los primeros avituallamientos sin darme cuenta. La sorpresa mía es cuando me veo a Marise en el primero, no me lo esperaba, tanto ella como Darío me animan mucho, lo tengo todo mecanizado, me bebo todo el agua y sales que me quedan en los botes y los vuelvo a llenar de lo mismo, uno con sales y el otro con agua, La clave de Darío es llegar al parador lo más hidratado posible, para ello tienes que llegar a los avituallamientos con los botes casi vacíos de líquido, entre paso y paso voy dejando gente atrás, pienso que voy muy rápido pero aguanto el ritmo, empieza a hacer frío, así que pierdo un rato y me abrigo para no perder tantas calorías, me encuentro a Suso de repente y me sorprendo, es una lástima, me dijeron que iba muy bien (muchos ánimos para él y Jose M. ) sigo subiendo y el sueño me está afectando mucho, ya me he caído tres veces por quedarme dormido y la última me he hecho mucho daño en un dedo, lo muevo…. eso significa que no lo tengo partido, pero me duele muchísimo y no puedo ni quitarme el guante, sigo para arriba y me encuentro a Víctor y a Jesús y más a delante a Ángel, a Víctor le pregunto cuanto queda para llegar a Vilaflor, para saber cuándo empieza la subida chunga, mi sorpresa cuando me dice que Vilaflor ya lo hemos pasado desde hacía bastante rato, voy tan concentrado en ir a un determinado ritmo que no se ni por donde voy ni cuanto queda para llegar al Parador, mi intención es llegar a las 8 y media o nueve, por el tema del sol y el calor, pero Jesús y yo hemos puesto un buen ritmo y la alfombra la pisamos en 7:15 horas aunque en verdad llegamos justo a las 7, nos equivocamos y fuimos a comer antes de pisar la alfombra. En el Parador comí un poco, cogí más geles de la bolsa y salí junto a Jesús, él puso un ritmo muy fuerte y no lo pude seguir, a los pocos minutos se me había escapado, del Parador a Montaña Blanca, se me hizo eterno, la mayor parte del tramo lo hice andando, pero me hizo mucho bien, recuerdo algo muy importante que me dijo Darío, anda a mitad de la carrera 20 minutos de reloj para que te puedas recuperar de la subida, pues este era el momento, la parte de asfalto fue casi caminando al igual que la subida de Montaña Blanca, a partir de que llegue a la zona más alta y empecé a bajar ya no deje de correr hasta que llegue a la subida que hay antes de la Caldera, en el Llano de Las Brujas empezó a adelantarme los de la media trail, vaya ritmo llevaba alguno, justo antes de llegar a la Caldera ya escuchaba los gritos de Héctor llamándome negrooo! y animándome a seguir, en el avituallamiento y salida de la corta, había muchísima gente gritando y animando, por ahí andaba Darío, Pedro, Isa, Cesar Zara, Aron y sus bichillos…. Y todos dando voces y animando, había tanta gente hablándome que no me enteraba ni de quienes eran, después de la Caldera empezaba el sufrimiento, ya me había dicho y advertido José Carlos que ahí iba a estar la carrera, el que llegue hasta ahí dosificando bien tenía la carrera acabada y así fue, yo en el segundo repecho empecé a sentirme muy cansado, había cogido a Jesús en la subida, las piernas me dolían una barbaridad y las subidas se me hacían interminables, está claro que aquí empecé a notar la falta de entrenamiento, esta parte se me hizo un mundo, cuando llego a este extremo, intento pensar en todo lo que me distraiga del dolor, por un momento lo consigo, pero no me duro mucho y encima en el Parador me había tomado un nolotil para el mareo, así que ya no podía tomarme otro en menos de 4 horas, ya en las bajadas no podía correr tan rápido como en la que hice después del Portillo, un poco más adelante me coge Víctor e intenta que me pegue a él, pero me es imposible, así que le digo que tire y en un abrir y cerrar de ojos ya había desaparecido, en esta parte de la carrera, Víctor ya se había recuperado y estaba tirando muy fuerte, yo seguí con mi paso de tortuga, hasta que apareció mi ángel del sendero, Cesar Dorta, me obligo a seguir su ritmo todo lo que quedase de carrera y la verdad es que me fue de maravilla (Gracias). Cuando estamos llegando a meta, otra vez Héctor, negroooo! (Los ánimos de él son así, jeje).

Vaya alegría, en meta nos estaban esperando a Cesar y a mí, Marise, Vania, Víctor que hacía poco ya había llegado, Romen, Nuria, Zara, Darío, Olivia y Héctor. Lo primero que pregunte fue.. en que puesto quede? Yo me esperaba entre el 30 y 35 y que iba a tardar 16 horas. Después de tan grande esfuerzo me llevo otra alegría. Al final Va a ser como me dice Víctor y Darío… yo no corro con el entrenamiento que hago, ni con las piernas ni con la fuerza física, corro con la cabeza!

Y como dije al principio, esto no acaba en la meta, en breve toca Andorra con Paco, José M. Enrique y el hermano Javi y en agosto la UTMB con Onésimo. Son varias metas, pero en ninguna de ellas terminara la crónica. Terminará con todas las personas a las que considero mi familia y con las dos mujeres que más se sacrifican para que yo llegue hasta el final.

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